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domingo, 18 de mayo de 2014

Capítulo III: Genciana

En otros momentos se sentía convencida de que el niño era hijo ilegítimo de su hermana, y que había nacido durante una tempestad de nieve, agotadora, aunque tremendamente romántica, en un refugio alpino del Sex Rouge, donde un cierto doctor Alpiner, de medicina general, y muy amante de las gencianas, estaba sentado providencialmente ante una estufa roja y rústica, en
espera de que se secasen sus botas.

 

genciana.

(Del lat. gentiāna).

1. f. Planta vivaz de la familia de las Gencianáceas, con tallo sencillo, erguido, fistuloso, de un metro aproximadamente de altura. Tiene hojas grandes elípticas, enteras, lustrosas, con cinco o siete nervios longitudinales, pecioladas las inferiores y abrazadoras las de encima, flores amarillas, que forman hacecillos en el ápice del tallo y en las axilas, fruto capsular, ovoideo, con muchas semillas, y raíz gruesa, carnosa, de color amarillo rojizo, de olor fuerte y sabor muy amargo. Se emplea en medicina como tónica y febrífuga.

 

febrífugo, ga.

(Del lat. febris, fiebre, y ‒́fugo).

1. adj. Eficaz contra la fiebre. U. t. c. s. m.

NOTA: Seguramente hay una razón por la que al médico Alpiner le gustan la genciana.

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