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domingo, 18 de mayo de 2014

Capítulo IV: Ornar

Van está viajando camino a Ardis:

de que su cartera seguía en el bolsillo de su pantalón. Y sin embargo, quién sabe por qué, cuando su cuadragésimo y último orgasmo se había ya hundido en el tiempo pasado y Van se encontró solo en el tren que le llevaba a Ladore, entre campos negros y verdes, se sorprendió al ver cómo ornaba de una poesía imprevisible la imagen de la pobre chica, el olor a cocina de sus brazos, sus húmedos párpados iluminándose con el brillo súbito del encendedor de Cheshire y hasta los pasos de la señora Gimber, la vieja sorda, que chirriaban sobre sus cabezas, en el dormitorio.

ornar.

(Del lat. ornāre).

1. tr. adornar. U. t. c. prnl.

 

 

 

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