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domingo, 18 de mayo de 2014

Capítulo III: Nimbo / Alabastro

El narrador (supongamos que es Van) dice que a partir de la Gran Revelación apareció una vulgar creencia en que había un equivalente a nuestro cielo e infierno. En la parte del "cielo":
Mientras que, en la acera opuesta de la vía cósmica, bajo un nimbo de arco iris, un  coro de espíritus angélicos, habitantes de la dulce Terra, se dedicaban a restaurar los mitos más rancios, aunque todavía poderosos, de los viejos credos, con arreglos para organillo de todas las cacofonías derramadas desde el origen de los tiempos por todos los dioses y todos los sacerdotes en todas las ciénagas de este nuestro suficiente mundo.

[...] La pobre Aqua, cuya imaginación era fácil presa de las chifladuras de maniáticos y cristianos, se representaba vívidamente un paraíso de salmista de segunda fila, una futura América de edificios de alabastro de un centenar de plantas, de ciudades como almacenes de muebles atestados de altos armarios roperos pintados de blanco y neveras de tamaño más modesto.



nimbo.
(Del lat. nimbus).
1. m. aureola (de las imágenes sagradas).
2. m. Numism. Círculo que en ciertas medallas, y particularmente en las del Bajo Imperio, rodea la cabeza de algunos emperadores.

alabastro.
(Del lat. alabaster, -tri, y este del gr. ἀλάβαστρος).
1. m. Variedad de piedra blanca, no muy dura, compacta, a veces translúcida, de apariencia marmórea, que se usa para hacer esculturas o elementos de decoración arquitectónica.

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